El arte se transforma con el tiempo, así como nuestro gusto. Durante años amamos un cuadro, una película o un artista; pero con el tiempo somos capaces de dejarla de lado, de transformarnos en alguien que nunca pensamos cuyos gustos también mutan y se convierten en el reflejo de lo que dejamos de ser. Así es como nunca dejamos de sorprendernos, ni siquiera con nuestra elección de cosas. Un día puedes amar a Picasso pero en unos años puede que no entiendas qué es lo que veías en las pinturas del artista español.
Cultura Colectiva se transforma y en momentos de grandes cambios siempre es bueno saber quiénes somos, por eso el equipo editorial decidió expresar por qué cierta pintura era su favorita. La lista es subjetiva y seguramente en unos años puede ser completamente distinta, pero refleja el pensamiento de cada integrante de un equipo que día con día busca crear el mejor contenido para ti. Sueños, revoluciones, trazos perfectos o rápidas pinceladas que actúan en contra de toda la historia del arte, estas son las pinturas favoritas del equipo de Cultura Colectiva.
“La estación de Saint-Lazare” (1877) – Claude Monet
“Los momentos que a mi parecer más se disfrutan son las despedidas y los reencuentros (cada cual en su gama lumínica). Esta pintura me acompaña en postal para imaginar y rellenar huecos de adioses y bienvenidas. Ni propias ni ajenas. Porque ¿qué sabemos en realidad acerca de los viajes que se embarcan en los trenes, aún cuando eres tú quien está abordo?”
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“Hombre rezando en la mezquita” (1871) – Jean-León Geróme
“Pintar la historia y capturar hasta el más mínimo detalle de ella, era una de las principales características de este pintor francés, que por alguna razón tenía cierto gusto por temas como el orientalismo como es en el caso de esta pintura donde retrata a un musulmán en la máxima expresión de su fe hacia Alá en la Mezquita de Amr en el Cairo, construida por primera vez en el año 642. El detalle de la obra estilo collage resalta parte de las característica que le gustaba representar en sus lienzos al autor: valores, géneros y la ilusión de lo verdadero. No es una obra en sí perfecta pero sí cargada de cierto misticismo que logra captura al espectador y sumergirte en el mundo lleno de magia y tradición del Medio Oriente, a pesar de que él mismo se catalogaba como una persona muy poco ortodoxa”.
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“Los amantes” (1928) – René Magritte
“Porque, independientemente del sentido que le pueda dar la crítica o lo que sea, para mí representa, literalmente, el amor ciego; la entrega indiscriminada de uno mismo al otro”.
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“Ofelia” (1851-1852) – John Everett Millais
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“El carnaval del arlequín” (1924-1925) – Joan Miró
“Cuando la vi por primera vez me enamoré tanto de la obra porque es una especie de hermoso caos. Un caos como el que siento todos los días en el interior pero que me gusta y me hace feliz no querer arreglarlo. Porque a su vez encuentras un orden en algo que no tiene forma ni definición. Además los colores te remiten a algo viejo pero hay otros que contrastan eso como los azules y rojos y se sienten atemporales… no sé, me confunde pero me gusta.
Y, cuando le preguntaron a Miró el proceso de creación sobre ese cuadro dijo:
‘No es que pintara lo que veía en sueños (como decían entonces Breton y los suyos), sino que el hambre me provocaba una manera de tránsito parecido al que experimentaban los orientales’.
Así que también me gusta el mensaje del que, a partir de una necesidad, se crea en el interior caos y misterio”.
“Golconda” (1953) – René Magritte


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“Composición suprematista (1916) – Kazimir Malévich
“Porque representó un momento de deconstrucción para el cubismo muchísimo más extremo que el de sus contemporáneos, apuntando ya hacia otras vanguardias o corrientes que se perfilarían a una resonancia todavía vigente. Malevich, como artista plástico o poeta visual, gestaría con esta producción la supremacía de una experiencia estética frente a la representación literal de los objetos en el arte contemporáneo”.
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“Blue II” (1961) – Joan Miró
“Trato de aplicar colores como palabras que dan forma a los poemas , como las notas que la música forma” -Miró
“Él es en una mirada un golpe visual. Una mezcla de viento, constelaciones, caracoles. Una leyenda que pinta música, electricidad, noche y agua. Es una confusión como la misma mujer, pues siempre borra todo y vuelve a comenzar”.
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“Coatlicue transformada” (1918) – Saturnino Herrán
Saturnino Herrán fue un pintor y dibujante grandioso. Murió muy joven, a los 31 años, pero aún así dejó un legado grande en la pintura mexicana, diferente a lo que los pintores de su época habían realizado. Muchos no lo conocen pero su valía en el arte nacional no tiene igual”.
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“El sueño del artista ” (1840) – George H. Comegys
“Porque el arte está permeado de sueños. Traducir algo tan intangible como un sueño, en que la mente es a la vez el teatro, los actores y el auditorio, ha sido un ejercicio atractivo para los mejores artistas. George H. Comegys demostró en ‘El sueño del artista’, que en el sueño los sentimientos inspiran las imágenes”.
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“La libertad guiando al pueblo” (1830) – Eugéne Delacroix
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“Pechos con flores rojas” (1899) – Paul Gauguin
“Me gusta no sólo por ser representativa de un pintor que, aún desde su visión eurocéntrica, buscó romper con los esquemas europeos y retratar la belleza de otros lugares, como las polinesias.
El cuadro fue pintado en su segunda estancia en Tahití y me gusta por la sensualidad y naturalidad que las mujeres reflejan. Las flores, para las maoríes, siempre son adorno y ofrenda, conexión con la naturaleza. Me parece importante rescatarlo porque rompió con los esquemas de la época y de las mujeres europeas”.
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“Saturno devorando a su hijo” (1819-1823) – Francisco de Goya
“Porque el arte no significa belleza, bondad ni esperanza. Una de las formas en que me gusta entender el arte es por ser el medio por el que expresamos nuestra verdadera esencia y esa siempre es más caótica de lo que creemos, va más allá de lo que lo racional puede entender. Por esa razón nos podemos perder en la pincelada de un pintor que realmente plasmó su esencia en la obra, porque estamos dialogando con los pensamientos más profundos de la humanidad y Goya lo hizo a la perfección atribuyendo a algunos de los mitos más antiguos del pensamiento occidental. La cara de Saturno es indescifrable, así como el arte”.