

Durante la ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos, al momento del encendido del pebetero olímpico, pudimos observar el hipnótico trabajo del escultor estadounidense Anthony Howe, una escultura cinética de gran tamaño cuyo movimiento nos atrapó desde el primer instante.
Anthony Howe tiene una larga trayectoria de trabajo escultórico y sus obras pueden encontrarse en espacios públicos de todo el mundo, incluyendo Dubai o los Emiratos Árabes Unidos. En agosto de 2015 fue comisionado por el Comité Olímpico de Río 2016 para crear una pieza de más de 12 metros de diámetro y más de dos toneladas que enmarcaría el fuego olímpico.
Después de la ceremonia en el Estadio Maracaná, la escultura ha sido sido colocada en el centro de la ciudad de Río de Janeiro frente a la iglesia de Candelária, un edificio neoclásico del siglo XIX y según palabras del artista, su intención era la de replicar el sol, con su movimiento continuo y constante energía.
La obra de Howe logra su movimiento gracias al aire, no posee motores y es prácticamente silenciosa.