Descaradamente sexuales y amantes de la diversión, los personajes de Polly Nor son representativos de lo que ella quiere que sean las mujeres del siglo XXI, mujeres que puedan hacer aquello que se les antoje, por fin liberadas.
Lejos de la corriente principal los estereotipos femeninos de los medios, la artista ofrece una “visión alternativa sobre la sexualidad, las relaciones y las emociones desde una perspectiva femenina actual”. Sus personajes son a la vez fuertes y vulnerables con sus cualidades y defectos incluidos.
Polly Nor utiliza al diablo como representación de diferentes ideas e historias, materializando la imaginación y fantasías femeninas que pueden traducirse en frustraciones, emociones y deseos. La joven ilustradora cuestiona la visión masculina que se ve corrompida por los medios de comunicación, donde se presenta a la mujer con el único propósito de lucir atractiva. Sus personajes están generalmente situados en casa, solas en su habitaciones sin tener que agradar a nadie. “Me concentro en cómo ellas se sienten y lo que piensan, en lugar de cómo se ven”.
Su trabajo es honesto, pícaro y desvergonzado, centrándose en la sexualidad femenina mediante trazos toscos y satíricos que indagan en diferentes problemáticas.
Sus ilustraciones son consideradas por algunos como grotescas, y es que distan completamente del estereotipo de belleza que resulta muy lejano a la realidad. Son representaciones de la vida cotidiana de cualquier mujer, aderezadas con un toque de humor e ironía que buscan conectar con el público femenino, ignorando por completo el hecho de satisfacer en un sentido visual a los hombres.
via juxtapoz