Los textiles han existido desde que el ser humano encontró la forma de transformar la lana y el algodón en piezas que pudieran cubrir su piel. A la par, descubrió que gracias al hilo podía elaborar hermosas figuras sobre estos textiles, dando origen a lo que hoy conocemos como bordado. Desde entonces, este arte se ha convertido en una explosión de color que ha invadido todas las culturas del mundo.
Teresa Lim es una turista que borda los paisajes que encuentra –en lugar de tomar fotografías– mientras viaja por el mundo.
Se cree que los primeros bordados surgieron en Mesopotamia, específicamente en la ciudad de Babilonia, y su principal competencia fue la cultura egipcia; con palabras de Plinio: El telar egipcio había vencido la aguja babilónica.
Por otro lado, los romanos llamaron este delicado arte plumarium opus debido a su semejanza con las plumas de las aves. El bordado, por tanto, es una disciplina que gira entre la delicadeza y la exactitud, y manifiesta las mismas bases que el dibujo: el trazo de la línea y el punto como origen para generar una composición.
Desgraciadamente, la artesanía ha sido subestimada por las bellas artes a pesar de que los textiles han inspirado la producción de artistas como Louise Bourgueois, Ana Teresa Barbosa o José Romussi. En esta ocasión, a manera de homenaje, dedicamos este artículo a la riqueza del bordado artesanal a nivel global.









